Halo 3 comienza de una forma en la que incluso
hasta los seguidores más acérrimos de la serie no podrán evitar
preguntarse cuándo, cómo y porqué. Las enigmáticas palabras que
pronuncia en la introducción una ausente Cortana solo pueden explicarse
leyendo la mini-serie que está publicando Marvel en EEUU, Halo:
Uprising, y que llena el vacío argumental existente entre los
acontecimientos con los que se cerró Halo 2 y con los que abre este
tercer capítulo, que pone en escena un planeta Tierra devastado por la
invasión de El Pacto.
Los siguientes minutos son tan desconcertantes
como emocionantes; el Jefe Maestro inconsciente tras el salto desde una
aeronave se recupera para unirse a un comando de la USNC capitaneado
por su compañero y amigo el sargento Avery Johnson, junto a los Elite
del carismático Inquisidor, en las filas humanas tras la guerra civil
Brute desatada en la segunda parte. Desde este preciso momento, y de
nuevo comenzando en Nueva Mombasa, Sudáfrica, Halo 3 destila esa
epicidad que siempre se le ha requerido. La propia de la conclusión de
una trilogía antológica y del mejor título con el que Xbox 360 cuenta
en su catálogo. Fue concebido para ello.
El sobreproteccionismo que Bungie ha mostrado
siempre con la historia detrás de cada Halo -y que lleva al estudio a
no publicar más que un puñado de screenshots del modo campaña- ha sido
draconiano en este tercer capítulo; todo análisis que se publique esta
noche de Halo 3 debe evitar mencionar cualquier detalle sobre la
evolución del argumento, personajes, momentos clave de la historia y
por supuesto, el desenlace final. Algo que debe quedar únicamente
reservado para ser vivido en primera persona.
Evitando cualquier destripe, repasamos los
antecedentes conocidos; Halo 3 tiene lugar durante una gran ofensiva de
la USNC contra el culto religioso alienígena de El Pacto -aunque aquí
se ha recuperado su denominación como El Covenant- que ha conseguido
invadir y arrasar la Tierra por la importancia de El Arca, un artefacto
Forerunner escondido en África. Mientras tanto, la plaga del virus
parásito Flood sigue sin haberse erradicado. Y en este marco de
conflicto intergaláctico a alto nivel, uno de los mayores méritos de
Halo 3 es el sentido que contagia al jugador de formar parte de una
unidad de asalto dentro de un auténtico ejército global, con
infantería, unidades aéreas, artillería y flota espacial, una sensación
que no se pierde durante ni un segundo del juego, desde la primera
mitad africana hasta el conflicto espacial.
La mecánica de las misiones no muestra
novedades, básicamente existen dos tipos; misiones de asalto y de
defensa, y en las primeras se repite excesivamente el objetivo de
eliminar a los antiaéreos enemigos para asegurar la llegada de las
naves de la USNC. En cambio los medios de los que se dispone en cada
situación sí suelen ser diferentes. Contaremos con nuestra unidad de
infantería compuesta por varios marines y el imparable Inquisidor
-resulta imposible que éste muera en combate- junto a varios Elite en
el cooperativo, y con apoyo de vehículos como los quads Mongoose, una
nueva versión de los todoterreno Warthog, incluso los demoledores
tanques Scorpion, las nuevas unidades Elephant o las aéreas Hornet con
las que bombardear posiciones de El Pacto o hacer frente a sus Banshee.
Imágenes:
Video:
hasta los seguidores más acérrimos de la serie no podrán evitar
preguntarse cuándo, cómo y porqué. Las enigmáticas palabras que
pronuncia en la introducción una ausente Cortana solo pueden explicarse
leyendo la mini-serie que está publicando Marvel en EEUU, Halo:
Uprising, y que llena el vacío argumental existente entre los
acontecimientos con los que se cerró Halo 2 y con los que abre este
tercer capítulo, que pone en escena un planeta Tierra devastado por la
invasión de El Pacto.
Los siguientes minutos son tan desconcertantes
como emocionantes; el Jefe Maestro inconsciente tras el salto desde una
aeronave se recupera para unirse a un comando de la USNC capitaneado
por su compañero y amigo el sargento Avery Johnson, junto a los Elite
del carismático Inquisidor, en las filas humanas tras la guerra civil
Brute desatada en la segunda parte. Desde este preciso momento, y de
nuevo comenzando en Nueva Mombasa, Sudáfrica, Halo 3 destila esa
epicidad que siempre se le ha requerido. La propia de la conclusión de
una trilogía antológica y del mejor título con el que Xbox 360 cuenta
en su catálogo. Fue concebido para ello.
El sobreproteccionismo que Bungie ha mostrado
siempre con la historia detrás de cada Halo -y que lleva al estudio a
no publicar más que un puñado de screenshots del modo campaña- ha sido
draconiano en este tercer capítulo; todo análisis que se publique esta
noche de Halo 3 debe evitar mencionar cualquier detalle sobre la
evolución del argumento, personajes, momentos clave de la historia y
por supuesto, el desenlace final. Algo que debe quedar únicamente
reservado para ser vivido en primera persona.
Evitando cualquier destripe, repasamos los
antecedentes conocidos; Halo 3 tiene lugar durante una gran ofensiva de
la USNC contra el culto religioso alienígena de El Pacto -aunque aquí
se ha recuperado su denominación como El Covenant- que ha conseguido
invadir y arrasar la Tierra por la importancia de El Arca, un artefacto
Forerunner escondido en África. Mientras tanto, la plaga del virus
parásito Flood sigue sin haberse erradicado. Y en este marco de
conflicto intergaláctico a alto nivel, uno de los mayores méritos de
Halo 3 es el sentido que contagia al jugador de formar parte de una
unidad de asalto dentro de un auténtico ejército global, con
infantería, unidades aéreas, artillería y flota espacial, una sensación
que no se pierde durante ni un segundo del juego, desde la primera
mitad africana hasta el conflicto espacial.
La mecánica de las misiones no muestra
novedades, básicamente existen dos tipos; misiones de asalto y de
defensa, y en las primeras se repite excesivamente el objetivo de
eliminar a los antiaéreos enemigos para asegurar la llegada de las
naves de la USNC. En cambio los medios de los que se dispone en cada
situación sí suelen ser diferentes. Contaremos con nuestra unidad de
infantería compuesta por varios marines y el imparable Inquisidor
-resulta imposible que éste muera en combate- junto a varios Elite en
el cooperativo, y con apoyo de vehículos como los quads Mongoose, una
nueva versión de los todoterreno Warthog, incluso los demoledores
tanques Scorpion, las nuevas unidades Elephant o las aéreas Hornet con
las que bombardear posiciones de El Pacto o hacer frente a sus Banshee.
Imágenes:
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